Con un aspecto muy parecido a un Husky, el lobo artico es un animal sorprendente que habita principalmente en una de las regiones más inhóspitas de la Tierra: el ártico canadiense. Pocos mamíferos son capaces de soportar los meses de oscuridad y las bajas temperaturas de este hábitat, donde el termómetro no supera los 22 grados bajo cero.
El lobo ártico pertenece a la familia ce los cánidos y es también conocido como lobo polar o lobo blanco por su largo y blanco pelaje. Es uno de los lobos más grandes que se conocen. Su altura varía de 63 a 78 centímetros y su peso medio es de 45 kilos, aunque se han llegado a encontrar ejemplares de hasta 80 kilos.
Para protegerse del frío extremo, el lobo ártico posee dos capas gruesas de piel. La capa externa forma una barrera impermeable y se hace más gruesa cuando se acerca el invierno. Para caminar sobre el suelo helado, sus patas están preparadas para equilibrar su peso y mantener un buen agarre sin hundirse.
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