El lobo rojo (Canis lupus rufus) es un cánido de taxonomía históricamente dudosa que hoy sólo se puede encontrar en algunas zonas del este de Estados Unidos, México y, tal vez, sureste de Canadá. Se le clasifica ahora como una subespecie de lobo (Canis lupus), aunque podría ser una población híbrida reciente entre lobo y coyote (Canis latrans), o, como anteriormente se le consideraba, una especie independiente de ambas, Canis rufus. En cualquier caso, el lobo rojo es un animal en grave peligro de extinción, razón por la cual es objeto de programas de cría en cautividad.
El lobo rojo tiene un tamaño intermedio entre el lobo común o gris y el coyote. Los machos adultos pesan entre 25 y 35 kilos, mientras que las hembras son ligeramente más pequeñas. El pelaje está manchado de multitud de colores, entre los que destacan el negro, grisáceo, marrón y amarillento; el pelaje rojizo que da nombre a la especie es más frecuente en las poblaciones orientales, especialmente en las originarias de Texas.
Al igual que los lobos grises, los lobos rojos son animales sociales, pero sus manadas son más pequeñas que las de los primeros, a menudo compuestas únicamente por una pareja y sus hijos de distintas edades. Los lobos rojos pueden llegar a tener hasta tres camadas, de 2 o 3 cachorros al año, que abandonan el grupo familiar hacia los 6 meses de edad.
Los lobos rojos se alimentan preferentemente de mamíferos de tamaño pequeño, como roedores y conejos. En grupo atacan también a los mapaches e incluso a ciervos adultos. También consumen ocasionalmente insectos y bayas.
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